La explotación industrial de animales está acabando con la biodiversidad

De acuerdo con el Dr. Raj Patel, profesor de la Universidad de Texas en Austin y experto en ecología y sistemas de producción de alimentos, nuestra demanda de carne está acarreando la sexta extinción masiva de especies.

El Dr. Patel es uno de los muchos académicos que se refiere al “Antropoceno” como el nuevo período por el que atraviesa la Tierra. Esta era está marcada por la profunda influencia de las actividades humanas en los ecosistemas que hacen posible la vida en el planeta como la conocemos. “Los fósiles de animales extintos pronto formarán una línea en las rocas del futuro”, señaló el Dr. Patel.

Y, en una entrevista con el Independent, afirmó: “Estamos perdiendo especies de las que nunca hemos oído hablar, aquellas que aún no tienen un nombre, y la explotación agropecuaria industrial está liderando este proceso”.

En 2016, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad Zoológica de Londres publicaron un informe indicando que la explotación industrial de animales está causando una extinción masiva. El informe concluyó que las poblaciones de animales disminuyeron un 58% entre 1970 y 2012 y que esta pérdida alcanzará el 67% en 2020.

Los bosques que albergan animales en peligro de extinción, como el elefante de Sumatra, están siendo destinados al cultivo de alimento para las vacas, las gallinas y los cerdos confinados en granjas industriales. Y los peces como las anchoas y las sardinas están siendo capturados en cantidades alarmantes para convertirlos en alimento para las gallinas, los salmones y los cerdos. Esto significa que los pingüinos y otros animales que se alimentan naturalmente de estos peces ahora se enfrentan a una grave situación.

La explotación industrial de animales, incluyendo la tierra para el pastoreo y el cultivo de sus alimentos, usa más de un tercio de la superficie cultivable del planeta. Esta explotación es culpable de casi el 91% de la destrucción de la selva amazónica, según el Banco Mundial.

Para empeorar las cosas, los animales explotados como alimento producen 7 millones de libras de excremento cada minuto. Este desecho a menudo contamina las vías fluviales y los ecosistemas cercanos, destruyendo hábitats y acabando con los animales silvestres. Un ejemplo de ello es la recién anunciada zona muerta en el Golfo de México, la más grande jamás registrada.

Además, la explotación industrial de animales produce más emisiones de gases de efecto invernadero que todos los coches, aviones y otras formas de transporte combinados, exacerbando los peligrosos efectos del cambio climático.

Y a la devastación de la vida silvestre y el ambiente se suma el inmenso sufrimiento que les causa a millones de animales confinados en granjas industriales.

Las vacas, las gallinas y los cerdos explotados en estas instalaciones padecen una vida miserable. Sufren crueldades indescriptibles, como el confinamiento extremo, las mutilaciones y una muerte espantosa.

Mira.


Afortunadamente, no es demasiado tarde para tomar medidas. Todos podemos retirar nuestro apoyo a esta industria cruel y destructiva, abandonando la carne, los productos lácteos y los huevos, y consumiendo alternativas saludables y compasivas.

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