La producción de leche es literalmente la cosa más triste del mundo. Aquí te decimos por qué

La industria de los lácteos quiere que creas que las vacas viven felices en sus granjas, pastando en hermosas praderas. Pero esto está muy alejado de la realidad.

La vida de una vaca en una granja lechera es sombría y está llena de tristeza y dolor. Todo comienza cuando las vacas mamás son inseminadas a la fuerza, un procedimiento altamente invasivo y estresante. Después de llevar a sus bebés en el vientre durante nueve meses, al igual que los seres humanos, dan a luz.

Aquí es cuando comienza la verdadera tragedia.

Por lo general, los terneros son arrebatados de su madre a las pocas horas de haber nacido. Esta separación forzada de sus bebés hace que las madres bramen durante días e incluso deambulen buscándolos en vano.

Esto ocurre en cada granja lechera. En 2013, los residentes de Newbury, Massachusetts, llamaron a la policía debido al llanto que escucharon en una granja lechera cercana. Tras la investigación, las autoridades descubrieron que los gritos provenían de madres que acababan de perder a sus bebés recién nacidos. En Irlanda, una vaca fue hallada varada en una pequeña isla en medio de un lago meses después de que nadó lejos de una granja. Fue descubierta después de que removió la vegetación de la isla. No regresó a tierra firme porque había dado a luz y no quería dejar atrás a su bebé.

El vínculo entre una vaca mamá y su bebé es muy fuerte. Imagínate la angustia que las vacas padecen dando a luz una y otra vez sólo para que sus bebés les sean arrebatados.

Y, como si el dolor de la madre no fuera lo suficientemente terrible, lo que espera a su bebé es igualmente sombrío. Los terneros machos son aislados y atados en pequeñas jaulas hasta que son asesinados y vendidos como “carne de ternera”. Las hembras son criadas para producir leche, sufriendo el mismo trauma que sus madres. El ciclo de abuso para las hembras dura aproximadamente cinco años hasta que se consideran “agotadas” y son enviadas al matadero.

Mira.


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