Aunque parezca obvio, muchas personas no tienen idea de que, con el fin de producir leche, las vacas tienen que estar embarazadas o haber acabado de dar a luz. Al igual que los demás mamíferos, las vacas producen leche para alimentar a sus bebés. Y, como la gestación humana, el embarazo de una vaca es de nueve meses.
Para que produzcan leche, las vacas son sometidas a inseminación artificial, un procedimiento altamente invasivo y estresante, que equivale a ser sexualmente asaltada una y otra vez.
Cuando las vacas lecheras dan a luz, comienza una verdadera tragedia.
Los terneros suelen ser separados de sus madres a las pocas horas de haber nacido. A menudo, las vacas lloran durante horas o incluso días, buscando a los bebés que les han sido arrebatados. Así sucedió en Massachusetts, donde los lugareños llamaron a la policía debido al llanto que provenía de una granja lechera. El amor materno de una vaca se ve también en esta historia donde una vaca hizo todo lo que pudo para proteger a su bebé, hasta que quedó varada en una isla después de nadar desde una granja donde había dado a luz.
Aunque parezcan escenas de una película de horror, el asalto sexual y el robo de bebés ocurren cotidianamente en la industria lechera.
Por fortuna, es muy fácil retirar tu apoyo a los negocios que torturan animales. Sólo deja la carne, los lácteos y los huevos fuera de tu plato, y adopta una dieta a base de vegetales, saludable y compasiva.
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